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Ya en la Argentina de 2019, se hacía difícil escribir sobre la familia sin que cualquier argumento se tiña de las polémicas que han sido el centro de nuestras conversaciones durante el año pasado y que —sin duda— continuarán por largo tiempo. No sabemos qué sucederá con el aborto y otras cuestiones relacionadas, tales como la identidad de género, los derechos sexuales y reproductivos, etc., durante los próximos años. Seguramente se construirán nuevas instituciones y surgirán nuevas demandas; habrá avances y retrocesos en varios sentidos y —esperamos— se lograrán soluciones que contribuyan al desarrollo pleno de las personas.  Pero por encima de esos problemas los seres humanos vivimos en instituciones y relaciones que son parte esencial de nuestra vida y que definen de manera profunda la manera en que nos desarrollamos como personas y como sociedad. Me refiero a la familia, a sus nuevas formas, y los problemas y soluciones que enfrenta cotidianamente la vida de relación. Ella será el centro de nuestras reflexiones en las páginas que siguen. Cuando miramos a nuestro alrededor, es muy fácil darnos cuenta de la importancia que la familia tiene para nuestra vida cotidiana y para nuestro desarrollo personal y el de nuestros hijos. Pero se requiere una reflexión adicional para comprender cuántas repercusiones tienen los problemas de pareja en el crecimiento intelectual y afectivo de los hijos en otros fenómenos cotidianos, tales como el delito y las adicciones y aún en variables macro sociales como la calidad del desarrollo. A esa mirada más compleja también queremos contribuir en estas páginas. 

Pero, además, vivimos en un tiempo caracterizado por lo que Zygmunt Bauman ha definido con la idea de «modernidad líquida», en la que las relaciones humanas se han vuelto tan vulnerables que, ante los conflictos de pareja, las personas se comportan como si tuvieran un artefacto que falla: lo descartan y consiguen uno nuevo.

Familia Líquida - Reflexiones sobre los nuevos vínculos familiares

Eduardo Amadeo